jueves, 29 de diciembre de 2011

Rápida, ágil

Novela rápida, lectura ágil. Se digiere con mucha facilidad. Y ese es parte de su encanto. Engancha desde la primera página porque se vertebra alrededor de una idea -un misterio que ha de resolverse- que el lector, a la par que sus protagonistas, deberá desvelar. El aparente desorden, las descripciones a veces oníricas o los diálogos incisivos, que no dejan de lado la crítica a una clase política y judicial corrupta, son algunos de los encantos de la narración. En definitiva, una novela ligera, entretenida y plagada de misterios.

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